La vía del medio es la que preconizó Gautama, el Buda histórico trás renunciar a una vida de palacio lujosa donde las hubiera, y explorar todo tipo de ascetismos extremos. Huyo también de fanatismos de toda índole. Hacer las cosas sin escatimar entrega tiempo u energía, con plena dedicación sí. Hacerlas convencidos de que es lo único acertado y que no se admite la menor variante … pues no.
Esta misma actitud es la que tengo hacia la comida. Un Juice Feast/Zumifestín puro y duro no admite otro ingrediente que zumos. Y me parece estupendo. Lo que ocurre es que si me apetece tomarme algún que otro smoothie, conservando toda la fibra que no un zumo, pues me parece igual de estupendo. Y así lo estoy haciendo. Será menos ortodoxo, pero mi convencimiento es que el resultado será en cualquier caso sumamente beneficioso. No fustigarnos por no alcanzar la perfección forma parte de lo que he tenido que ir aprendiendo a lo largo del camino. Aceptar nuestra humanidad, querernos con todas nuestras imperfecciones es infinitamente más importante que acatar unas reglas.
Desde hace un par de días parece por fin se terminan los monzones. Despues de lluvias torrenciales, varias noches sin dormir y tremenda purificación, yo también me he instalado en una calma chicha. Los días transcurren apacibles, con sus de clases de Yoga, zumos, visitas al mercado, y bañitos en la playa. De vez en cuando al pasar delante de algún restaurante recuerdo que no como nada sólido pero no me pesa pues inmediatamente también recuerdo el increíble regalo que le estoy haciendo a mi cuerpo. ¿Qué son 50 días en una vida de adulto ? muy poca cosa … si piensas que estos 50 días te están permitiendo evitar muchos futuros achaques, y a mejorar drásticamente tu calidad de vida, menos todavía.
También está el goze de la disciplina de los los sentidos. No derivar cual medusa que arrastra la corriente sino fijar rumbo y avanzar serenamente. Remanente de muchos años de práctica Zen supongo 🙂 Mis primeros contactos serios con la meditación fueron a través del Zen. Tuve la suerte de conocer miembros directos de la Sangha de Taisen Deshimaru, y de practicar con ellos. Es la Vía del guerrero. Nada que ver con los «floripondios» tántricos en los cuales ando inmersa ahora. LOL Agradezco infinitamente la secuencia se desarrollara en dicho orden, pues los años de retiro y práctica de Zazen me aportaron una verticalidad, una columna vertebral insustituibles, que no hubiese jamás alcanzado si hubiese iniciado mi búsqueda por territorios tántricos
Entre la marcadísima sobriedad del Zen y la plenitud de los sentidos tántrica, me situo ahora mismo en la Vía del medio. A todos os deseo compartir la dicha y el equilibrio que conlleva.
Cuidaros mucho
Hare Aum
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