La transfiguración es una técnica tántrica que permite percibirla chispa divina que nos habita todos.
Es una experiencia única en la cual a través de la mirada, el espejo del alma, nos adentramos en las profundidades de otro ser, lo cual inevitablemente nos conduce a investigar en nuestras propias profundidades. Se utilizan mudras (gestos) inciensos y músicas que activan la percepción de los sentidos y potencian el desapego de nuestra «individualidad social» acercándonos a nuestra verdadera esencia.
No hay el menor contacto físico de índole sexual, pero se crea una cercanía e intimidad que nos permiten entender ( y no a un nivel filosófico u mental, sino muy real y presente) esa afirmación de todos los místicos de que en realidad somos UNO, y participamos del mismo latido universal.